Agosto ha sido una montaña rusa para Wall Street y el resto de los mercados mundiales. Pasará un tiempo antes de que volvamos a acercarnos al máximo del Promedio Industrial Dow Jones de 14.000 puntos en julio de 2007, pero también estamos muy lejos de marzo de 2009, cuando el Dow Jones cerró a menos de la mitad de esa cifra. La pregunta que todos se hacen es si la caída del mercado de valores desencadenará una recesión, o si los acontecimientos recientes conducirán a un cambio de rumbo a medida que bajen los precios del gas y las materias primas.
Las pequeñas empresas han sido las más afectadas por la caída del mercado en los últimos tres años. Si bien es difícil predecir qué sucederá en el mercado durante el próximo mes, ha habido algunas tendencias claras.
Para las nuevas empresas tecnológicas, recaudar capital social en forma de capital ángel y de riesgo será más difícil que hace apenas unos meses. Si la volatilidad del mercado continúa, las valoraciones de las nuevas empresas empezarán a volver a niveles más razonables. Por tanto, las startups con modelos de negocio sólidos podrían beneficiarse. Depende del tipo de sector industrial en el que se encuentre y del tipo de crecimiento y acceso al crédito que esté buscando.
Las empresas de Main Street han sido las más afectadas durante la recesión, ya que su crecimiento se estancó y su acceso al crédito disminuyó. La volatilidad del mercado de valores ha encendido temores de otra recesión, lo que significa que el gas y otras materias primas permanecerán débiles durante un período de tiempo. De hecho, en el corto y mediano plazo, la mayor incertidumbre en los mercados será beneficiosa para las pequeñas empresas. Los costos de sus insumos bajarán, mientras que el crecimiento será tibio. En los últimos meses, los mercados bursátiles se habían adelantado: demasiado dinero en la economía aumentó los precios sin impulsar la tasa de crecimiento.
Los propietarios de pequeñas empresas deberían estar más preocupados por cómo el gobierno estadounidense aborda esta actual desaceleración que por las oscilaciones del mercado de valores. Una fuerte disminución del gasto federal podría provocar una contracción grande y repentina de la economía. Por ejemplo, si se recorta el presupuesto del Pentágono, significa que las bases militares podrían cerrar. Las pequeñas empresas alrededor de esas bases (tiendas de comestibles, bares, restaurantes y otros negocios) se verían afectadas de inmediato.
Si se cancelan los contratos con los fabricantes de armas, esas empresas pueden verse obligadas a despidos. Esto perjudicaría a los proveedores de los fabricantes, así como a las empresas circundantes a esas empresas. En ambos casos, la reducción del gasto público perjudicará a las pequeñas empresas mucho más que el aumento de la volatilidad del mercado de valores.
Así, mientras los precios de las materias primas bajan, el ingreso disponible –y la disposición a gastarlo– puede disminuir. Los propietarios de pequeñas empresas deben asegurarse de gestionar adecuadamente su flujo de caja y vigilar de cerca sus costos marginales. Estos son consejos para tener éxito no sólo en tiempos económicos difíciles, sino en cualquier momento.