Hace años, propuse una idea para una tira cómica en la que un hombre y un perro vivían en un apartamento, pero los papeles típicos del personaje estaban invertidos. El perro iba a trabajar todos los días y era el sostén de la familia, mientras que su dueño se quedaba en casa y causaba problemas.
Al final, nadie (incluido yo) pensó que estaba listo para el gran momento, pero hasta el día de hoy todavía me gusta el concepto básico.
De vez en cuando vuelvo a visitar a esos personajes en una caricatura como ésta. Es como volver a ver a viejos amigos.